Cuando la pandemia de Covid-19 llegó a México y todos los restaurantes, tiendas y mercados cerraron, uno de los pocos lugares donde la gente podía ir era un supermercado. No es coincidencia que éstos últimos hayan tenido un crecimiento en ventas proyectado a ocho años en tan solo ocho meses.

En Rensa vimos una oportunidad que no podíamos desperdiciar. Los supermercados se convirtieron en un escape para la gente. Lo usaban para salir de casa y romper una rutina de la que todos estábamos hartos. Por eso nos dimos a la tarea de pensar mucho más en cómo cambiar la experiencia de consumo para el usuario. 

Nuestra investigación demostró que todo el retail a nivel global debe adaptarse a una sociedad que cada vez lo necesita menos –el e-commerce ha crecido a pasos agigantados desde 2020– y por ello deben hacerse más atractivas y relevantes. 

Encontramos el ejemplo de Laura Gardner, ejecutiva de la firma arquitectónica MG2, que se dedica a la arquitectura de supermercados y que dice que éstos deben transmitir una sensación de generosidad accesible. Ella dice que la gente quiere que las tiendas se sientan accesibles y tengan la comida a la vista, por lo que el diseño de los estantes y refrigeradores necesita replicar esa sensación de apertura.