Beneficios e importancia de optar por la refrigeración sostenible
La industria de la refrigeración, como todas, ha contribuido al calentamiento global. Con un mayor entendimiento del daño que el ser humano ha causado al planeta, pero con la urgencia de mantener la línea de producción y, en el caso específico de la refrigeración industrial, la cadena de frío (la cuál permite que la comida viaje miles de kilómetros para llegar a quienes lo necesitan, así como otros productos incluidas las vacunas), el progreso para llegar a la neutralidad de carbono ha sido lento, pero cada vez nos acercamos más a éste.
El cambio de refrigerantes ha sido discutido por mucho tiempo. Una industria anclada en métodos que han funcionado toda la vida y un poco reacia al cambio -más cuando los costos de producción son una preocupación-; sin embargo, los últimos desarrollos tecnológicos, mezclados con la creciente necesidad de adaptarse a un mundo más verde, ha logrado que los nuevos gases sean una alternativa realmente prometedora para la industria y la sostenibilidad.
La buena noticia es que ya hay precedentes: algunas compañías han prescindido de usar gases F para centrarse en los de dióxido de carbono. Utilizan principalmente CO2, propano R290 e isobutano R600a. El R290 es puro y ecológico, y la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) lo nombró como la opción de refrigeración de gas verde preferida debido a su alta eficiencia y ahorro de energía junto con su impacto ecológico.


Es cierto que el punto de los gases verdes es cuidar al medio ambiente, pero lo hacen de muchas otras formas. Muchos de estos no solamente emiten menos gases, sino que son mucho más eficientes, por lo que ofrecen un rendimiento operativo mucho mayor y reduce costos para productores y consumidores.
Tecnologías que definirán la refrigeración sostenible
Los avances tecnológicos serán cruciales para el camino hacia una refrigeración sostenible. Hay tecnologías con las que ya se trabaja y se experimenta el futuro de la refrigeración como el Blockchain, el Internet de las cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (AI), el Big Data y la Realidad Aumentada.
Todas son clave en el objetivo de lograr una eficiencia energética y en el ahorro de costos para las empresas. La automatización significa dotar a la instalación de la capacidad de realizar una correcta regulación con el objetivo de mantenerla siempre próxima a los parámetros de funcionamiento, fiabilidad y eficiencia energética óptimos. Este es el primer paso para el correcto funcionamiento, que se traduce en rentabilidad económica para el cliente y para la propia empresa instaladora.
Finalmente, se trata de una decisión ecológica y de sentido común. En este momento no se trata de lo que dicta la conciencia, sino de aplicar nuestros mayores esfuerzos para mejorar la situación actual y evitar una catástrofe ecológica en el presente y el futuro.